Rara vez alguien aprende algo nuevo de lo que ellos mismos dicen.
Las preguntas pueden ser un campo minado social, pero hacerlo bien desbloquea toda la información del mundo. Como cualquier otra cosa, se necesita práctica:
Sé amable
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La conversación no debe sentirse como un interrogatorio, sino como un intercambio. Encuentre una manera de crear un entorno en el que sea seguro para todos compartir información y nunca use preguntas para hacer quedar mal a los demás. Consulte con la otra persona para asegurarse de que sus preguntas sean bienvenidas.
Comparta información usted mismo
Nadie pondrá todas sus cartas sobre la mesa mientras mantengas la tuya cerca del cofre. Si quieres saber cuánto pagan de alquiler tus vecinos, ofrece primero lo que pagas tú.
Después de hacer la pregunta, escucha
Escuche la respuesta y "escuche" las pistas no verbales. ¿Tu pregunta incomoda al receptor? ¿Hay algo que no te quieran decir? ¿Están diciendo la verdad? ¿Entiendes su respuesta?
Si no entiende algo, reformule la pregunta y vuelva a preguntar
A menudo salimos de las discusiones sin comprender completamente algunas de las respuestas, y nos castigamos por no haberlas aclarado en ese momento.
A veces, no necesitas decir nada
Las preguntas son a menudo no verbales. Los buenos entrevistadores saben cuándo guardar silencio durante un tiempo (incómodamente) largo o simplemente levantar una ceja en el momento adecuado.
Recuerde que hacer una pregunta es una herramienta poderosa. Le permite acceder a información que de otro modo no tendría, y sus preguntas también se reflejan en usted. La práctica hace al maestro, y como escribió Voltaire: “Es más fácil juzgar la mente de un hombre por sus preguntas que por sus respuestas”.
