Como todos sabemos, la serotonina es un neurotransmisor que ayuda a regular nuestro estado de ánimo. Los niveles bajos de serotonina se asocian a la depresión, mientras que los niveles altos se relacionan con la felicidad y el bienestar. Así que no es de extrañar que nuestras emociones estén estrechamente ligadas a nuestros niveles de serotonina.
Cuando nos sentimos felices, nuestro cerebro libera más serotonina. Este aumento de serotonina nos hace sentir bien e incluso puede ayudarnos a afrontar mejor el estrés. Por otro lado, cuando nos sentimos deprimidos, nuestro cerebro libera menos serotonina. Esta disminución de serotonina puede hacernos sentir tristes o ansiosos y puede empeorar los síntomas de la depresión.
Es importante recordar que nuestras emociones son complejas y que hay muchos factores que contribuyen a ellas. Por ejemplo, los genes, el entorno y las experiencias vitales pueden afectar a nuestras emociones. Sin embargo, el vínculo entre la serotonina y las emociones es muy fuerte. Por ello, los medicamentos que aumentan los niveles de serotonina (como los antidepresivos) se utilizan a menudo para tratar enfermedades como la depresión.
Por eso, si te sientes deprimido, intenta encontrar formas de aumentar tus niveles de serotonina. El ejercicio, la exposición a la luz solar y las técnicas de relajación pueden ayudar. Y si sigues teniendo problemas, no temas buscar ayuda profesional.