Cuando están sanos, los Nueve usan sus poderes naturales para disipar conflictos para mantener la armonía y generar fluidez social en un grupo. Son consejeros y maestros naturales con un don para la persuasión y la mediación. Optimistas y completamente vivos, tienen una fuerte identidad propia y pueden atribuirse un estilo de vida simple y saludable. Cuando se autorrealizan, los Pacificadores pueden desarrollar un agudo sentido de la ambición y tomar las medidas necesarias para utilizar su tranquila energía para mejorar la vida y el bienestar de los demás. Son excelentes comunicadores y lo suficientemente pacientes para lidiar con cualquier situación. Los Pacificadores autorrealizados pueden usar su profundo pozo de sabiduría para ayudar a otros a resolver sus conflictos internos y externos.
Cuando son promedio, los Nueve se mantienen fuera del centro de atención y mantienen un contacto regular con sus amigos cercanos y conocidos. Pueden tener problemas con la procrastinación y, a menudo, pueden corregir sus hábitos de trabajo con horarios consistentes y una planificación cuidadosa. Para los Pacificadores, este es un proceso importante que dura toda la vida. Los pacificadores son reacios al cambio y amantes de lo cómodo y familiar. Disfrutan de la idea de un retiro acogedor para tomar un descanso del mundo y simplemente relajarse. Tienen la tendencia a evitar la confrontación directa y huyen de los problemas cuando surgen.
Cuando no están saludables, los Nueve se vuelven letárgicos, incapaces de concentrarse en una tarea y creen que no importan en el gran esquema de las cosas. Pueden volverse lentos e incapaces de concentrarse, simplemente posponiendo el tiempo en lugar de lograr algo. Navegando por la vida en piloto automático, los Peacemakers siguen los movimientos sin tratar de establecer metas o hacer mejoras. Por otro lado, los Pacificadores pueden volverse internamente autocríticos por no poder llevar a cabo los planes y establecer una identidad firme. Los pacificadores extremadamente estresados a menudo no logran establecer límites personales, lo que puede provocar agotamiento y agotamiento emocional. Su agresividad pasiva termina tensando las relaciones existentes.