Cuando están sanos, los Ocho pueden ser campeones de ideas para aquellos que están oprimidos. Son líderes fuertes y confiados que pueden ser la columna vertebral y la fuerza impulsora de causas y comunidades. Su energía y compromiso para mejorar la sociedad y ellos mismos florece en nuevos jardines donde los Challengers pueden sembrar sus semillas con cuidado. Para los amigos cercanos y los miembros de la familia, los Challengers son individuos generosos e intensamente cariñosos que ofrecen refugio y consejos libremente. Cuando aprenden a desarrollar su lado afectuoso, la gratitud y la alegría emergen de su interior. Con esta nueva sensación de ternura, los Challengers se vuelven conscientes de las necesidades de los demás y abandonarán libremente la personalidad 'dura'.
Cuando son promedio, los Ocho son competitivos y pueden ver las amistades o las relaciones comerciales como un campo de batalla, siempre buscando el próximo desafío para ganar. Son asertivos y tercos, pero también seguros de sí mismos y competentes. Durante su tiempo de inactividad, evalúan críticamente sus acciones y trabajan para mejorarse a sí mismos. Evitan mostrar vulnerabilidad, que puede ser un obstáculo para la conexión y la intimidad. Hacerlo demostraría debilidad, lo cual es absolutamente inaceptable en sus libros. Como resultado, pueden ser vistos como muy ambiciosos pero intimidantes por sus compañeros. Su confianza y resistencia los eleva a nuevas alturas, y cada falla sirve como una patada para esforzarse más.
Cuando no son saludables, los Ocho pueden volverse tiránicos e intimidantes, asustando a los demás a primera vista. Se vuelven adictos a la búsqueda del poder y destruirán cualquier cosa que bloquee su camino con furia. Los sentimientos y emociones de los demás se vuelven insignificantes, ya que vendan los ojos al lado más suave de la psique humana. Cuando sus delirios de poder se salen de control, los Challengers se vuelven fríos como una piedra y toman una posición antagónica con cualquiera que se atreva a cuestionarlos a ellos y sus motivos. Pueden usar amenazas vacías para recuperar el poder sobre los demás y convertir las relaciones existentes en pruebas, donde solo se puede pasar o fallar. Otros pueden darle la espalda a los Challengers, quienes razonarán que es mejor trabajar solos. Al final, pueden forzarse a sí mismos a la soledad.