Los individualistas pueden sobresalir entre los demás por su elección única de moda, estilo de vida e intereses poco convencionales o trabajos creativos. Poco convencionales pero entrañables, los individualistas tienen un impulso implacable para descubrir y comprender quiénes son realmente, en el fondo. La creación, no el consumo, es la clave de su bienestar.
Los Cuatro pasan una gran cantidad de tiempo reflexionando sobre el pasado y utilizando experiencias y sentimientos como trampolín para reflexiones creativas y nuevos proyectos.
A través de un proceso de exploración continua del yo interior (los lados consciente e inconsciente), los individualistas producen un trabajo original, al margen de las expectativas de los demás.
Los individualistas luchan con el apego a las partes de sí mismos que consideran deficientes. Los Cuatro tienden a identificarse en exceso como personas que tienen más defectos que los demás. Subestiman los aspectos positivos de su personalidad e idealizan los rasgos positivos de otras personas.
En su mejor momento, los Cuatro son extremadamente creativos, compasivos y conscientes de sí mismos. En el peor de los casos, pueden ser autovictimarios y autodestructivos.
Al igual que los Tipo Dos y Tipo Tres, los Cuatro son parte de la tríada "basada en el corazón" del Eneagrama. La emoción central de los tipos de esta tríada es la tristeza. Los Cuatro, Dos y Tres luchan con la sensación de que no pueden ser amados por lo que son.
Los Cuatro, sin embargo, son el tipo más propenso a abrazar este dolor, en lugar de reprimirlo o sentirse en conflicto por él. La tristeza puede tomar una forma de identidad para este tipo.
Los Cuatro individualistas tienen una relación profunda y compleja con sus emociones. El crecimiento ocurre cuando los Cuatro aprenden a salir de sus cabezas y se abren a experimentar el verdadero amor y la aceptación de otras personas.