No hay duda de que el alcohol afecta el cerebro de manera negativa. Puede afectar la función cerebral incluso a corto plazo. A más largo plazo, puede provocar daños cerebrales graves.
Sin embargo, la investigación ha demostrado que en realidad no mata las células cerebrales.
El consumo excesivo de alcohol a largo plazo puede causar el encogimiento del cerebro y provocar deficiencias en la materia blanca. Esto puede llevar a:
- Dificultad para hablar
- Visión borrosa
- Problemas de equilibrio y coordinación
- Tiempos de reacción más lentos
- Deterioro de la memoria, incluidos apagones
La forma exacta en que el alcohol afecta el cerebro de una persona depende de muchos factores, entre ellos:
- Años
- Sexo
- Cuánto y con qué frecuencia bebe, y cuánto tiempo ha estado bebiendo
- Estado general de salud
- Antecedentes familiares de abuso de sustancias
El consumo excesivo de alcohol puede hacer que alguien sea más propenso a desarrollar un trastorno cerebral llamado síndrome de Wernicke-Korsakoff.
Los síntomas incluyen:
- Confusión mental
- Parálisis de los nervios que controlan el movimiento de los ojos
- Problemas de coordinación muscular y dificultad para caminar
- Problemas crónicos de aprendizaje y memoria
Beber durante el embarazo puede afectar el cerebro en desarrollo de su bebé, una condición conocida como síndrome de alcoholismo fetal.
Los niños con síndrome alcohólico fetal tienden a tener un volumen cerebral más pequeño (microcefalia). También pueden tener menos células cerebrales o neuronas que funcionen normalmente. Esto puede causar problemas de comportamiento y aprendizaje a largo plazo.
El alcohol puede interferir con la capacidad del cerebro para desarrollar nuevas células cerebrales, que es otra razón por la que este mito puede persistir.