Freud no llegó al inconsciente a través de la intuición.
Reconstruyó su teoría prestando mucha atención a los momentos aparentemente insignificantes de la vida cotidiana que generalmente pasan desapercibidos:
- Sueños
- Lapsus de la lengua
- Pequeños errores
- Ensoñaciones
- Pensamientos que se nos ocurren 'de la nada'
Uno de los ejemplos más claros del inconsciente en acción está en los sueños. Freud publicó cientos de ejemplos, demostrando en cada caso una compleja interacción de deseos prohibidos y fuerzas de represión.
Los deseos inconscientes, escribió, sufrieron distorsión a través de los procesos de condensación y desplazamiento, emergiendo en la forma de lo que él llamó una formación de compromiso que podría desentrañarse mediante la técnica de la asociación libre.
El inconsciente no es trivial
Es posible que Freud haya identificado el funcionamiento del inconsciente en todo tipo de sucesos triviales, pero eso no significa que viera al inconsciente en sí mismo como algo trivial.
En su trabajo clínico encontró la misma dinámica en los síntomas que atormentaban a sus pacientes, en sus obsesiones, fobias, ansiedades y en lo que vio como la tendencia universal del ser humano a repetir situaciones angustiosas.