La serotonina afecta muchos procesos corporales. Por esta razón, las cantidades inadecuadas pueden provocar problemas tanto psicológicos como fisiológicos. Algunos síntomas y condiciones asociados con la deficiencia de serotonina se pueden agrupar en estas categorías:
Psicológico: las personas con niveles bajos de serotonina pueden experimentar agresión, control deficiente de los impulsos, insomnio, irritabilidad y baja autoestima. Las condiciones psicológicas relacionadas con niveles bajos de serotonina incluyen ansiedad y trastorno de pánico, depresión, trastornos alimentarios y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
Cognitivo: la serotonina baja se asocia con síntomas cognitivos como mala memoria.
Fisiológico: algunos síntomas fisiológicos pueden incluir antojos de carbohidratos, aumento de peso involuntario, náuseas, problemas digestivos, falta de apetito y fatiga.
Los niveles bajos de serotonina también se han asociado con ciertas enfermedades crónicas. Esto incluye la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson.